miércoles, 2 de septiembre de 2009

Casi Vecinos

En el barrio de Avigneón, tenemos de todo.
No existe nada, absolutamente nada que nos haga falta.
Tenemos toda la familia de los “lava”: Lavarropas, lavavajillas, lavadero, laverap.
Tenemos hijos, ojos celestes, spa, sum y dos arco iris.
Hay un hospital para que a nadie le duela la panza.
Tenemos una planta de tomates riquísima.
Tenemos nombres, unos trescientos cuarenta y siete nombres diferentes, que no voy a dar ahora por supuesto, pero les digo que con nuestros apellidos quedan divinos.
Hay una escuela lindísima, tres maestras, una mini bibliotequita, dos canchas de tenis y ochocientos celulares para los chiquis.
Dos plazas, una con un tobogán grandísimo, también divino.
Todo esto vigilado las veintisiete horas del día.
Si uno quiere quedarse más tranquila puede contratar un guardaespaldas o dos y pedirles que se queden adentro de la casa.
Del miedo nos olvidamos.
Lo que sí, después de todo un día en Avigneón, quedamos de cama. Yo tengo que encargarme de los chicos, de que Martita no rompa nada, de que me terminen de colocar el jacuzzi y de la remodelación del cuarto de Martina.
Los útiles del cole se venden en Shop School, una tienda súper divertida que también vende ropita de las marcas más lindas que llegan al barrio.
Y después de todo, eso si nos llega a quedar un minuto libre, vamos al Gym Cool. Ahí nos dan unas clase hiper novedosas.
Una se llama Aero Dancing Boxing Air, es una técnica nueva que te deja increíble. Pegás patadas pero adentro de una esfera de aire y tenés a dos chicas que te van tirando vapor, cuando no podés más gritás “Stop” y la bola se para sola. Pero bueno, son gustos que nos damos de vez en cuando, si es que tenemos tiempo.
Porque para nosotros lo más importante es la familia, la casa, el lugar donde vivimos.